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Argentina va ganando uno a cero, sienten calor, sus manos sudan, la adrenalina corre desesperadamente por sus venas, nervios, un país lejano; todos los hombres en la cancha miran a la bailarina de rojo… ingresan a una maratón de miradas, justo, en ese momento, se hace un silencio sepulcral, suenan los primeros compases de la cumparsita, el tango de los tangos, la tribuna comienza a aplaudir al compás del tango, los jugadores en el entretiempo entran en calor pateando la pelota… pasto, pasto mojado, no les importa, se sumergen en el centro de la cancha, comienzan a bailar,
¡Que sensación Dios!
ellos allí, ocupando el área de juego del mediocampista,
sus amigos y familiares los miran por TV en la Argentina,
bailan,
Guillermo totalmente emocionado,
Mercedes radiante seductora,
y en un rincón, a lo lejos se oye…
“hija mía ese tango lo bailaba mi papá, tu abuelo, cuando vivíamos en la Argentina, es la cumparsita”, dice Miguel, un argentino vestido de argentino, casi sin darse cuenta de que estaba llorando…
Extracto de: “Memorias de un Tango, Mundial de Fútbol Alemania 2006”, por Guillermo y Mercedes.